LLEGÓ EL DÍA DE ELEGIR
Una campaña gris azotada por una realidad que no perdona
Será raro para bien o para mal lo que suceda el lunes. Todos imaginan el día después de las PASO algo complicado. Claro, lo hacen a partir de los escenarios que pueden dejar las urnas, diversos a esta altura aunque posible de analizar en todos los casos.
Por Jorge Barroetaveña
Más allá de cualquier análisis, el tramo final de la campaña se vio afectado por la terrible muerte de una criatura. Un hecho espantoso pero terriblemente cotidiano en esa vasta geografía que es la Provincia de Buenos Aires. Pese a los vaivenes de la economía y sus falencias, la inseguridad es una demanda que siempre estuvo al tope de las demandas. Con todos los gobiernos y en todas las circunstancias.
Lo que pasó con Morena es el reflejo de nuestra crisis. ¿Alguien se atrevió acaso durante la campaña a instalar el debate en la baja de edad de imputabilidad? ¿Se habló de un nuevo régimen penal que contemple qué se hace con los menores y cuál es el rol que debe tener el estado en esos casos? Aisladamente, nada consistente. No es ‘progresista’ para lo que se entiende por eso en la Argentina, tratar algunos temas, entre ellos el de los menores. Eso nos llevo a otros carriles, porque el debate de las adicciones y el narcotráfico dice presente por sí solo. Otro tema incómodo para la clase política que sólo repite clichés. Si fuera de otra manera Santa Fe no estaría como está.
A Morena la mataron yendo a la escuela. Para robarle el celular y con eso comprar droga. Mataron sus sueños, sus ilusiones. Cercenaron una vida entera llena de proyectos. ¿Con qué derecho? Nada le devolverá a esa familia la criatura con vida. El sistema actuará, con más errores que aciertos, y juzgará y condenará. ¿Condenará? Es probable pero eso jamás alcanzará para reparar la pérdida. Ni siquiera para dejar establecida la sensación de justicia. Justicia, dice la definición más exacta, es dar a cada uno lo suyo. Para esa familia, lo suyo, era esa criatura. No hay reparación posible.
El arrebato de la vida de Morena descorrió el velo una vez más. Y dejó a los responsables sin respuestas. Así viven millones de personas que se levantan todos los días y no saben si volverán a su casa. El sistema hace agua desde hace tiempo y, lo peor, es que no bucea buscando respuestas. Todo se reduce a una retahíla de excusas y pretextos. Se echan la culpa unos a otros, mientras la vida se va. Cuatro años para un político puede ser poco pero para la gente es una eternidad. Ese desasosiego que siente buena parte de la sociedad tiene su traducción en la apatía en torno a este proceso electoral. Nadie moviliza, nadie enamora, nadie genera esperanza. O casi. Pero es lo que han logrado.
“Nada se puede cambiar de la Argentina si no votamos. Eso es mucho peor. Es renunciar a una decisión que es sólo de cada uno”, dijo un muchacho que iba a trabajar y fue entrevistado por un movilero de una radio de CABA. Tiene razón, porque la forma más contundente de cambiar un sistema es votando, eligiendo desde la conciencia y el espíritu crítico. No hay otra manera. Es cierto que, después de 40 años de democracia, la mayoría imaginaba un país distinto. Alguien dijo hace pocas horas que no nos creamos el cuento que somos un país fracasado. No lo somos por supuesto. La que fracasó es la misma dirigencia que es incapaz de hacer una autocrítica de su propio fracaso al que arrastraron al país. Cualquier indicador que se tome hoy, con respeto a la Argentina de hace 40 años da negativo. Son datos, no relato.
¿Cómo no quieren entonces que la gente esté enojada, molesta y grite a cuatro vientos que ni siquiera le interesa ir a votar? Contra esa apatía irá la PASO de este domingo. Hasta dónde llegará y su profundidad es lo que inquieta a los candidatos. Es probable que sean las últimas también pero hablar de eso parece ciencia ficción en este contexto.
Otra vez la Provincia de Buenos Aires puede será clave. Allí se dirimirá la interna entre Bullrich y Larreta, la más competitiva y atractiva de todas. Allí también Massa pueda quedar como el candidato más votado (lo que más desea) o sea el principio del fin de lo que venga en octubre. Hace 4 años, en el 2019, fue una hecatombe. La general se definió en la PASO y el gobierno de Macri sufrió las consecuencias. El lunes quizás sea diferente y el impacto no sea tan grande. A lo mejor porque el resultado se ha ido descontando en estos meses.
Lo único cierto alumbrará de esas urnas este domingo. Se terminarán las especulaciones y los anuncios de los agoreros de turno. Pese a todo, ahí sigue estando el secreto. De su lectura correcta dependerá nuestro futuro inmediato. La espera no da para más. A lo mejor no se han dado cuenta.