OPINIÓN
Ni Una Menos: Vivas, libres y sin miedo nos queremos
Un nuevo 3 de junio nos encontrará en las calles. El grito que supo hacer eco en todo el mundo, hoy nos aturde ante el contexto social-político-cultural-económico que estamos atravesando con Javier Milei en la cabeza de nuestro país. Él mismo ha realizado declaraciones que lo colocan en las antípodas de esta lucha que envuelve cientos de historias de mujeres que han sido asesinadas por ser mujeres, y cada una con historias, familias, hijos e hijas que quedan sin sus madres. Lo que la estadística marca tan fríamente, hay que dimensionarlo en las realidades.
Supimos hace unos días sobre el triple lesbofemicidio en el cual mataron a 3 mujeres lesbianas y una aún pelea por su vida. Mujeres que vivían en contexto de vulnerabilidad y venían padeciendo el hostigamiento permanente de un vecino que luego de amenazas e insultos, decidió matarlas por ser mujeres, por ser lesbianas.
Ante esta tragedia social, la respuesta de Manuel Adorni, vocero presidencial, sobre la pregunta de una periodista respecto a la posición del Gobierno y las medidas que tomarían desde el Ejecutivo, fue eliminando de las posibilidades que originaron el hecho de la cuestión de género. Para él no las mataron por ser mujeres, ni lesbianas, ni pobres. De esa forma, negando, se escuda de tener que contestar la otra pregunta direccionada a la responsabilidad del Estado y las medidas a tomar.
Ahora, Adorni podría contestar si es el Presidente de la Nación quien habilita el escenario discursivo para que salgan del fondo de la oscuridad discursos furiosos de odio, que llegan a calar tan hondo al punto de pasar a consumarse en un momento social donde el Estado es indiferente.
¡Nos matan por ser mujeres! ¡Ni una Menos, vivas, libres y sin miedo nos queremos!
Lejos de exabruptos, el Presidente toma partido en cada oportunidad que tiene para negar categóricamente las desigualdades estructurales de género y también ha osado de nombrarnos como enemigo, amenaza. Nada nuevo, pero sí muy preocupante para quienes sabemos que, si no hay decisiones políticas y recursos invertidos desde el Estado, nuestras vidas corren riesgo.
Según datos del Observatorio de Géneros “Ahora que sí nos ven”, en nuestro país hay un femicidio cada 29 horas. Milei los niega.
El 3 de junio de 2015 con el femicidio de la joven Chiara Páez, en nuestro país se encendió la llama del reclamo por el Ni Una Menos, transformando el dolor en lucha como nos enseñaron nuestras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Esta llama, que fue creciendo por todo el continente y el mundo, puso el reclamo en agenda: las violencias por razones de géneros matan, y visibilizarlas ha permitido desnaturalizarlas y cuestionarlas. Año a año, se fueron incrementando desde los distintos estamentos (Nación, Provincia y Ciudad) medidas para ir erradicando las violencias por razones de géneros, tarea que requiere de decisiones urgentes y sin demora porque nuestras vidas corren riesgo, y de objetivos que tienen su fruto desde un proceso político-pedagógico que no debe detenerse.
La implementación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) y la efectiva implementación de la Ley Micaela son instrumentos que tienen un impacto de lleno en nuestra sociedad para prevenir, concientizar y posicionarse ante la vida desde una perspectiva de género. Las decisiones del Presidente de detener estos procesos preocupan y mucho, sabemos muy bien que nuestros gurises y gurisas necesitan hablar de estos temas en la escuela porque desde edades muy tempranas pueden aparecer signos de violencias en sus vínculos y es importante poder actuar a tiempo. Chiara tenía 15 años y la mató su novio de 14. La ESI salva vidas.
De la misma manera, es urgente que se aplique la Ley Micaela y capacite a los tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) porque el femicidio de Micaela García nos dejó una ley de vanguardia para evitar que se vuelvan a cometer errores que se llevan nuestras vidas. Porque todo femicidio es evitable si el Estado hace lo que tiene hacer.
La figura del Presidente ha deteriorado velozmente los avances que supimos conseguir con perseverancia, organización, agenda, lucha y expansión de ideas que anclaron fuerte en nuestra sociedad. ¿Pero qué podemos esperar si el máximo responsable que tiene que trabajar por nuestras vidas avasalla discursivamente, salpica odio y niega lo que la realidad le escupe en la cara habilitando con su discurso el avance de la violencia y la impunidad?
Las medidas tomadas desde su asunción, tanto en Nación, Provincia y Ciudad, marcan la línea que siguen estas gestiones alineadas políticamente, como por ejemplo cerrar el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, recortar programas, desmantelar organismos y empobrecer a diario nuestras vidas, llevándonos en muchos casos a no poder hacer movimientos que impliquen alejarnos de los círculos de violencias por la violencia económica que se ejerce sobre nuestras vidas. La precariedad aumenta, complejiza las problemáticas y nos deja a la deriva sin un Estado que nos cuide.
Las estadísticas nos duelen, según el Observatorio de Género “Ahora que sí nos ven”, del 1 de enero al 30 de abril de este año, 78 mujeres fueron asesinadas por el hecho de ser mujeres. 78 femicidios y más de 72 niños y niñas se quedaron sin su madre, producto de la violencia machista.
No hay relato que pueda contrarrestar el dato: Paren de matarnos.
#NiUnaMenos #VivasLibresySinMiedoNosQueremos