OPINIÓN
Milei niega los femicidios, aunque siguen sucediendo
La muerte de la joven de 23 años Berenice González nos golpea en estos días. Los hechos sucedidos en Victoria, provincia de Entre Ríos, impactan y mantienen en alerta y organización al movimiento feminista que exigimos se avance en la investigación con perspectiva de género por la muerte de la joven que revistió signos de violencia, abusos y tortura, lo que lamentablemente nos indica estar frente a un nuevo caso de femicidio.
En el medio de la tragedia que nos angustia y enfurece, en nuestro país se avanza decididamente en el retroceso de políticas públicas para prevenir y erradicar las violencias por razones de géneros.
El presidente Javier Milei ha proclamado en reiteradas oportunidades su posicionamiento ante la problemática de la desigualdad de géneros, no sólo la niega, como niega los femicidios, sino que se empecina en culpabilizar y demonizar al feminismo instalando la falsa premisa de "mujeres contra varones".
De hecho, toda su campaña política fue anunciando que cerraría el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, una conquista de muchos años de lucha y pedido en las calles, desde el cual se trabajaba de manera federal para abordar, acompañar y asistir integralmente (salud, económica, cultural, pedagógica) la estructural desigualdad que tiene como consecuencia más trágica el femicidio, pero que incide en nuestras vidas de manera permanente.
Esta decisión del presidente Milei y de la vicepresidenta Victoria Villarroel es para estar en alerta en los tiempos que corren y en los que vienen.
Las políticas llevadas adelante en estos últimos años tuvieron impactos transformadores a corto plazo, ejemplo de ello son los datos oficiales del "Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina", correspondientes al año 2022, que señalan un descenso desde 2020 (la reducción fue del 13,1%) en relación con la evolución de los femicidios directos (Informe de gestión 2019-2023 de la Secretaría de Políticas contra la Violencia por razones de Géneros).
Aun así la deuda del Estado fue y sigue siendo profunda y las respuestas ineficaces para el abordaje de tremendas problemáticas acuciantes en nuestra sociedad.
Como ejemplo claro y concreto del desarrollo de políticas en los últimos años, menciono el programa AcompañAR, que permitía que mujeres y diversidades que atravesaban estas violencias puedan acceder durante seis meses a un Salario Mínimo, Vital y Móvil, posibilitando una salida o alternativa a la violencia económica que la mayoría de las veces impide que mujeres tomen decisiones por temor a no poder solventarse ni a sus hijos/as. Este programa nacional en nuestra ciudad brindó respuestas a cientos de mujeres durante los últimos cuatro años: más de 400 solicitudes y más de 300 altas, que posibilitaron mudanzas hasta construcción y reparación de viviendas, entre otras.
Por esto es de real importancia contar con un Estado que intervenga en la problemática de las violencias, para prevenir, para concientizar, para que no quede relegado al ámbito de lo privado como hace 30 años atrás cuándo se decía "yo no me meto, es cosa de la pareja". Por el contrario, es necesario que toda la sociedad se involucre de manera responsable y comprometida, contando con información y conocimientos ya que hablamos de una problemática social.
Hoy no somos indiferentes cuando nos anoticiamos de hechos de la magnitud que tiene un femicidio, es decir: cuando matan a una mujer por ser mujer.
Hemos avanzado como sociedad desde la perspectiva política, pedagógica y cultural y esto ha sido por el movimiento feminista organizado que marcó una agenda en la que era impensado que un presidente ganara una elección con discursos de odio y negando la problemática que nos mata y nos descalabra la vida.
La cruda realidad nos vuelve a sacudir con los hechos de esta semana y nos patea el tablero: nos pone en jaque ante la trama que pergenió la muerte de Berenice: engaños, violencias, abusos y, una vez más, un niño pequeño que se queda sin su madre de la noche a la mañana producto de la violencia de un sistema que la máxima autoridad que nos gobierna niega: el patriarcado.
En paralelo en esta nueva era de lo efímero, donde el minuto del tick tock se lleva puesta estadísticas, investigaciones, estudios que demuestran que lo que decimos no es invento: Según el Obvservatorio de las Violencias de Género "Ahora que si nos ven", en el año 2023 sucedieron más de 300 femicidios y más de 250 niños y niñas perdieron a su madre producto de ello.
En lo que va de este año, hablamos de un femicidio cada 26 hs. Aun así, parece que reina la idea de que sin Estado vamos a ser más libres. ¿Sin Estado? ¿Sin políticas que intervengan? ¿Sin la policía atendiendo estas problemáticas con la preparación necesaria que brindan herramientas como la Ley Micaela? ¿Sin la Justicia que tanto reclamamos que sea accesible y formándose en estos temas de manera obligatoria para que se investigue cada caso con la perspectiva necesaria? ¿Sin un sistema de salud adecuado que transversalice esta problemática y brinde respuestas en todos sus niveles? ¿Sin una escuela donde estos temas se hablen con las y los estudiantes? ¿Sin la comunidad comprometida para transformar lo necesario? ¿De verdad no queremos todo esto para erradicar de una vez las violencias y vivir vínculos más saludables y sanos? ¿O pensamos que el libre mercado lo va a resolver?
Sin embargo, siempre que un femicidio nos sacude, aturden las voces que quizás sin saberlo, solo reclaman más Estado presente, aunque paradójicamente (o no tanto) luego terminen votando a quien viene por todo lo contrario.
En tiempos de crisis se profundizan las problemáticas sociales y las desigualdades se agigantan y las de géneros no son la excepción. La pobreza y precarización de la vida, la falta de respuestas ante problemáticas de esta magnitud, sumado a los discursos que "habilitan" accionares violentos recrudecen contextos en donde es necesario que el Estado intervenga y la red comunitaria se fortalezca para no permitir que el silencio y la complicidad impune del poder silencie las voces que gritamos con vehemencia "Ni Una Menos", "Vivas y Libres Nos Queremos".
Nuestro país es vanguardia en normativa en el mundo tanto en el compromiso de Tratados Internacionales de Derechos Humanos, en prevención de la Violencia de Género, como también contando con la "Ley 26.485 para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres", ley que obliga al Poder Ejecutivo a intervenir planificadamente en el tratamiento de este flagelo. Así también en una diversa e inclusiva legislación con este espíritu.
¿Desconocerá el presidente una vez más las leyes que con tanta historia supimos conseguir?
La realidad es preocupante, la deuda es gigante y las respuestas insuficientes. Pero el camino no puede ser nunca retroceder y perder derechos. No podemos volver a la idea de que por ser mujeres nos toca esta realidad y ya. Dimos muestra que por ahí no es, colmamos las calles cada 8 de marzo, cada 3 de Junio, lloramos a las que nos arrebataron y las que estamos queremos dejarle un mundo mejor a quienes vienen, un mundo mejor del que nos tocó vivir a quienes crecimos sin encontrar en el Estado lugar para nuestras voces.
No permitamos que se avance en el retroceso, aún en este presente que pretenden marcarnos como futuro con la sola intención de que volvamos a ser pasado.
#JusticiaxBerenice #NiUnaMenos #VivasyLibresNosQueremos #NiUnPasoAtras