AÑO ELECTORAL
La sociedad, un magma incandescente que arrasa con todo lo que encuentra
Falta menos de un mes para las elecciones y no hay nada definido. Si bien las encuestas son variadas, todas coinciden que Milei está arriba. Por cuánto y si podrá cristalizar el objetivo de ganar en primera vuelta nadie lo sabe a ciencia cierta. Pero todo sigue girando alrededor de la Libertad Avanza. Bullrich buscó capitalizar la victoria de Chaco y Massa la eliminación parcial del impuesto a las ganancias. Parece poco todavía.
Jorge Barroetaveña
La muestra de la centralidad de Milei fue el debate del miércoles en televisión. Todos parecían haber ido con la mira puesta en Victoria Villarroel, la vice. A su turno, cada uno, empezó a revolear el prontuario de la candidata. El más duro fue, como era esperable, Agustín Rossi. El actual Jefe de Gabinete y segundo de Massa, hizo algo habitual en el kirchnerismo: el carpetazo. Acusó a Villarroel por su pasado, por defender genocidas y por no haber “trabajado” nunca. La mujer se defendió como pudo, evadiendo algunas respuestas como sus visitas a Videla, aunque después aclaró que lo hacía por un libro. Igual que sus reuniones con ex terroristas. Hasta se vio obligada a hablar de su padre, un militar ya fallecido, veterano de Malvinas. Pero, y aquí está la cuestión: ¿le importa verdaderamente a los argentinos el pasado reciente o lejano de Villarroel? O les importa más lo que piensa hacer si es elegida vice de Milei? Esa costumbre de hurgar en las miserias humanas para descalificar, no es nueva en política claro. Para algunos, rinde aunque en las circunstancias que viven los argentinos es para dudarlo seriamente. A De Narváez le hicieron algo parecido y ganó igual las elecciones. Ejemplos como ese hay muchos. Cuando la gente está dispuesta a votar a alguien, salvo milagros, casi no hay forma de modificar esa voluntad.
El peronismo debería ir haciéndole un monumento a Massa. Mantener con expectativa de segunda vuelta a la coalición gobernante, en este contexto, no debe tener muchos antecedentes. Que el ministro del 200% de inflación anual, y virtual Presidente, siga vivo es un logro en sí mismo. Hábil, sigue recorriendo el país y haciendo anuncios, junto a los gobernadores y le dio a los sindicalistas lo que pedían. La imagen del palco en el Congreso con él rodeado de los popes sindicales y sobre su cabeza el fack you de Pablo Moyano a los legisladores opositores es un símbolo. Alberto, condenado a un papel protocolar sólo tiene una consigna: decir lo que quiera pero no meter la pata. O decir algo que perjudique al tigrense.
Desde la última Asamblea de la ONU en New York siguió con sus diatribas con el orden económico internacional y el FMI. Como una rémora para congraciarse con Cristina que hace tiempo no lo ve ni lo escucha. Ni a los actos los invitan. Triste papel de un Presidente que nació vaciado de poder y sin capacidad de reacción.
Patricia Bullrich hace lo que puede. Voló eyectada a Chaco para festejar el triunfo de Cambiemos y se prepara este fin de semana para hace lo mismo en Mendoza con Cornejo. Sigue buscando, a menos de 30 días de los comicios, encontrar su propio espacio, a los codazos entre Milei y Massa. La designación de Melconián como su referente económico fue un acierto. Sus derrapes previos en estos temas fueron peligrosos. Cuando habla de seguridad o trabajo, nada en otras aguas. Ha podido, al fin, aplacar las voces internas y encolumnar a toda la tropa. A Macri lo mandó dos días a Córdoba. Nadie puede dudar de la buena voluntad del ex presidente. Hasta se dedicó a repartir panfletos. Sin contar su trajinar por los programas de tele en donde declara otra vez su fe bullrichista.
¿Alcanza? La candidata de Cambiemos tiene que convencer a los que no la votaron que ella encarna el verdadero cambio. Que aprendieron de los errores de Macri y ahora van por una segunda oportunidad. En el camino quedó la feroz interna con Larreta que le costó caro a ambos. Y las dudas del comienzo. Sin contar el extenso pasado de Bullrich que suele ser objeto de debate, desde sus ideas políticas hasta su participación en la violencia armada de los ’70. De todas maneras, eso no parece hacer mella en su caudal de votos. Hay algo intangible que Cambiemos perdió a manos de Milei: el enojo de la gente con la política. Con las eternas promesas incumplidas de la política. Milei corrió el límite y si no hubiera aparecido, hoy Bullrich estaría a las puertas de ser Presidenta. Lo que está haciendo será suficiente para recuperar esa mística? ¿Mostrar los límites de Milei en un eventual gobierno, sobre todo su falta de legisladores y gobernadores, contará al final?
El humor social es como un magma incandescente, que se lleva todo a su paso. Y no distingue nada. Hoy, muchos argentinos sienten eso.