OPINIÓN
La importancia de la formación de bomberos
Nicolás Bozzani*
Hoy nuestra institución se halla en proceso de una nueva convocatoria para incorporar personal como miembros del cuerpo activo. Este proceso que da inicio a formarse como bombero, es un proceso que se realiza de manera formal y supone tanto para el postulante como para nuestra institución, un arduo trabajo.
Las instituciones de orden voluntario como la nuestra (ninguno de nuestros bomberos percibe un salario), sufren de una tasa de desgranamiento que obliga a la formación de nuevo personal para acrecentar el número de voluntarios en servicio y, además, suplir las bajas que se sufren a lo largo del tiempo. El carácter voluntario implica también que se realizan tareas asignadas (mantenimiento, control, limpieza, capacitación, etc.) y se responde a las emergencias y servicios solicitados con el personal disponible (no se realizan guardias a manera de horarios fijos). Por lo cual, el número de bomberos que se dispone para brindar respuesta a los servicios es diverso y varía con cada franja horaria.
Nuestra institución posee una dinámica de trabajo donde se realizan diversas actividades, sobre todo relacionadas al mantenimiento de unidades, instalaciones y equipos. Estas tareas son aquellas que nos aseguran que cada vez que concurrimos a una emergencia dichos medios se encuentran en el mejor estado posible. Si a esto sumamos las jornadas de formación y perfeccionamiento, la atención específica a emergencias corresponde a la punta del iceberg del total de las tareas institucionales.
Por ende, los nuevos ingresantes deben ser conscientes que cumplir su rol como bomberos, requiere tiempo. Tiempo que se debate entre la jornada laboral de cada uno de nosotros, el descanso y nuestra familia. La mayor parte de ese tiempo lo insume el trabajo institucional que se “roba” el descanso y la familia. Es justamente la familia nuestro mayor apoyo y sostén, son ellos quienes generalmente sufren nuestras ausencias y por esto, se convierten en la columna vertebral de quienes prestamos servicio en instituciones de este tipo. A esto debemos anexar que realizamos una actividad para nada exenta de riesgos. Aquí la contención y apoyo de los grupos familiares son indispensables; pero también lo es la capacitación de manera seria, eficaz y planificada que prepare a las nuevas generaciones para cumplir sus labores y crecer profesionalmente.
Nuestra institución siempre fue un faro de formación, siempre desarrollamos, avanzamos y propusimos capacitación de calidad, acorde a las nuevas emergencias que nos tocan atender. Los materiales, los vehículos, las rutas, los edificios, la cuidad en si misma muta y se transforma; nosotros nunca fuimos ajenos a estos cambios y siempre avanzamos con la formación del bombero como eje transformador y guía de los procesos de mejora.
Las emergencias no perdonan y sobre este precepto, la formación de quienes ingresan a la institución es exigente. Nuestra academia de ingreso hoy es modelo propagado a muchas otras localidades, nuestros programas y materiales de estudio son la base de la formación en nuestra provincia.
Quienes ingresan a nuestro cuerpo activo pasan un periodo de formación que conlleva de 9 a 12 meses de formación teórico-práctica que se estructura en tres niveles: básica, en incendios y operaciones complejas. Superada la primera etapa, los aspirantes pasan a realizar prácticas profesionales en servicios que no sean emergencias. Mientras tanto se realiza el cursado de la segunda etapa, la cual a su finalización los aspirantes comienzan a concurrir a emergencias relacionadas con incendios. Esto se realiza en un marco de aproximación paulatina. Finalmente, el ciclo se corona con la formación en operaciones complejas (rescates, emergencias con materiales peligrosos, etc.), las cual una vez finalizada otorga la tan ansiada certificación final como bombero. Por ello siempre insistimos que el carácter voluntario se refiere solo a la no percepción de un salario, siendo el bombero formado como un profesional.
*Subjefe del cuerpo activo de Bomberos Voluntarios de Gualeguaychú