DÍA DEL ABORIGEN AMERICANO
Gualeguaychú Chaná: El camino por recuperar la memoria y resguardar las raíces indígenas
En los últimos años, artistas, docentes e investigadores locales han logrado una visibilización inédita en su labor de resguardar y difundir la huella olvidada de los Chaná: la cultura ancestral que habitó estas tierras y que por mucho tiempo se creyó perdida para siempre.
Durante gran parte de su historia, Gualeguaychú desconoció sus raíces originarias y quiénes fueron realmente los Chaná, aquel pueblo seminómada de hábiles canoeros y artesanos que vivió de los ríos y montes entrerrianos, valiéndose de la pesca, la caza, la recolección y algunos cultivos elementales. Su presencia en el territorio, datada en por lo menos dos mil años de antigüedad, fue rescatada del olvido gracias al trabajo arqueológico del profesor Manuel Almeida; y su cultura, arrasada en el genocidio de la Conquista e invisibilizada por el relato civilizatorio, comenzó a recuperarse a través de los hallazgos y la labor educativa de Almeida y de quienes siguieron su impronta en la región.
Luego, hace unos 20 años, sucedió algo clave para que la herencia nativa continuara su resurgimiento: el nogoyaense Blas Jaime dio a conocer que conservaba la lengua chaná, la cual hacía casi dos siglos que se creía perdida. Durante generaciones, había sido transmitida en secreto de madres a hijas, según la tradición de las mujeres chaná como “guardianas de la memoria” y el hermetismo propio de los pueblos disgregados y discriminados. A partir de entonces, los estudios en este campo cobraron una fuerza inusitada y muchos entrerrianos mostraron un gran interés por redescubrir la historia de su tierra y, en algunos casos, de sus posibles ancestros.

En Gualeguaychú, músicos, escritores, docentes y personas de todas las edades han demostrado su compromiso con la difusión del legado chaná a través de producciones artísticas y pedagógicas que se multiplican y visibilizan cada año. Para indagar en ese sentido, y en el marco del Día del Aborigen Americano –que desde 1940 se conmemora el 19 de abril en toda Latinoamérica-, Ahora ElDía conversó con distintos promotores locales de esta recuperación y reparación cultural, histórica e identitaria.
En 2022, la licenciada en Artes, cantante y autora Paulina Lemes, junto al historiador Marcos Henchoz y la ilustradora Victoria Frigo, llevaron adelante el proyecto visual “Oyé Nden. Una imagen en donde reconocernos”, que se proponía representar en imágenes a los chaná en tiempos de paz, a fin de cambiar el estereotipo de “bárbaros” construido desde los tiempos de la Conquista. Las imágenes fueron imaginadas y reconstruidas interpretando el material historiográfico y arqueológico existente.
“Cuando éramos chicos, veíamos la imagen de nuestros abuelos indios en pie de guerra, todos despeinados, con una lanza en la mano. Pero si uno observa la colección del Museo Almeida puede adivinar otros valores que guiaron a esta cultura milenaria en nuestra zona. Pensamos que si había ollitas de juguete, podíamos imaginar a una mamá o abuela haciendo cerámica y a los gurises revoloteando alrededor y pidiendo un poco de material para hacer una también. Y si veíamos instrumentos de hueso y de piedra tallados con recursos muy rudimentarios, podíamos imaginar a hombres tranquilos y pacientes, que podían aguantar ese proceso hasta lograr la perfección buscada”, contó Lemes sobre su trabajo.
Y agregó: “Esta historia de vergüenza hace que no nos reconozcamos parientes. Pero sin embargo, podemos ver la fisonomía chaná en muchos gualeguaychuenses; rasgos, tipos de pelo y tonos de piel que hacen que nos reconozcamos parecidos. Empezamos a investigar rostros actuales con rasgos que aún persisten y empezamos a trabajar en base a ellos. Luego, esas ilustraciones se imprimieron en láminas, señaladores y anotadores que se repartieron en escuelas, bibliotecas y al público interesado en el tema, quedando así a disposición de la comunidad para ayudar a reconstruir nuestra propia historia desde otra perspectiva”.
Cabe señalar que Lemes, además, ha sido impulsora y partícipe de distintos proyectos vinculados a la difusión de esta cultura originaria: por ejemplo, a través de la obra “Piratas de Aguadulce”, una adaptación para las infancias de la investigación de Manuel Almeida, que realizó el Centro Cultural Alas, del cual es directora; o con canciones que recuperan la lengua chaná y guaraní.
A su vez, también en 2022, Amadeo Nicolás Darchez, profesor de Letras y músico de la ciudad, lanzó su propia editorial con el nombre “Oyé Nden” (“Guardar Memoria”, en chaná). Sobre la renovada impronta en el rescate de las culturas indígenas -un tema en el que se interiorizó y sobre el que ha trabajado durante varios años-, coincidió con Lemes en el rol fundamental de Manuel Almeida: “Para que hoy estemos hablando de esto fue fundamental su esfuerzo de décadas; gracias a él, hoy contamos con un material de investigación invaluable”.
“Por otro lado, en este siglo se dieron distintos fenómenos que habilitaron las discusiones en torno a los pueblos originarios. En un ámbito más general: todos los estudios revisionistas que se publicaron con motivo del quinto centenario de la llegada de Europa a estas tierras; la creación de instituciones dedicadas al trabajo con las comunidades indígenas; las producciones audiovisuales en torno a historias de pueblos originarios y la posibilidad de tener espacios en medios de comunicación y políticas tendientes a visibilizar esas identidades, algunas muy productivas, otras mero discurso panfletario”, analizó. Y resaltó que si bien en el plano local ha habido diversas iniciativas enriquecedoras, se trata de “un proceso en el que aún queda mucho por hacer y mejorar”, para lo cual “es necesario sostenerlo y defenderlo”.
Respecto a la importancia de conocer el pasado indígena, Darchez manifestó: “Saber que somos una nación que se construyó a partir del borramiento histórico de una de las líneas del linaje nos ayuda a vernos desde una perspectiva más crítica y completa. Por otro lado, son culturas que han sabido relacionarse con el medio en el que viven de una manera mucho más empática y armoniosa. Nos enseñan que hay otras alternativas de vida, sobre todo en tiempos en que negamos el daño que causamos al planeta. Con esto no quiero romantizarlas, ninguna sociedad es perfecta e ideal”, agregó.
Por su parte, la docente en Historia y Geografía Noelia Echeverría señaló que “suele haber una cuestión bastante peligrosa en querer destacar valores que nos permitan admirar a los pueblos originarios para poder resguardarlos, pero en realidad lo que hay que hacer es humanizarlos, mirarlos como humanos que habitaron en otro tiempo el suelo que nosotros habitamos hoy, y que ahí mismo ya radica lo valioso”. Simplemente mirar a una comunidad que habitó este suelo y que por el sólo hecho de ser más pequeña que los grandes imperios americanos, quedó invisibilizada”, amplió, y marcó: “Si muchas veces nos cuesta mirarnos como descendientes de los originarios, por los relatos europeizantes, sin duda debemos recordar que somos hermanos de tierra, porque habitamos la misma que ocuparon ellos”.
En 2023, Echeverría y un grupo de estudiantes del Colegio Malvina Seguí de Clavarino propusieron y lograron mediante la Banca Abierta del Concejo Deliberante la declaración de la Ordenanza Nº 12840/2023 que instituye el 26 de marzo como el "Día del Chaná y la preservación de la cultura chaná". Un reconocimiento sin precedentes en la ciudad. A raíz de esto, también se conformó el Comité “Opatimá”, que hace menos de un mes organizó por segundo año consecutivo la “Jornada de Conmemoración del Chaná y la preservación de la cultura Chaná”.
“Durante nuestro trabajo de investigación para proponer la ordenanza observamos que había muchas personas que a lo largo del tiempo habían realizado aportes en relación al tema, por lo que sería injusto decir que el interés creció sólo en el último tiempo. Sí hay una mayor visibilización y apertura a la mirada de los pueblos originarios en general. El hecho de visibilizarlos y volver a mirarlos busca ser una suerte de justicia intergeneracional. No podemos evitar la forma en que los pueblos fueron tratados, pero sí podemos valorarlos con otros ojos en este tiempo”, expresó.
Por último, Axel Weissler, licenciado y profesor de Antropología, quien además de integrar el Comité "Opatimá" y la Cooperativa ArqueoTerra forma parte del Museo Almeida, aportó: “Aunque con altibajos y a veces con obstáculos por las diferencias de colores políticos, muchos vecinos y vecinas fueron excavando desde hace tiempo en las identidades propias y sociales generando una reivindicación tácita de lo indígena en la ciudad. El combate contra el olvido producto del genocidio de originarios entrerrianos sigue siendo una lucha necesaria, constante y cotidiana. Por lo que toda postura contemporánea que parta desde los derechos humanos y de la interculturalidad es un paso adelante hacia la construcción de umbrales identitarios amplios, que involucren lo criollo (de orígenes europeos) con lo local (de raíces indígenas, chaná, charrúa, guaraní, entre otras identidades étnicas locales)”.
Y concluyó: “Esta recuperación es fundamental, ya que sin ella se está contando solamente una pequeña parte de la historia social de la región. Para ello, es un paso previo ineludible considerar que la identidad gualeguaychense no es únicamente la identidad colonial, criolla o europea. Más allá de las historias españolas, italianas o sirias de muchas de las familias locales, la identidad e historia de una ciudad se inscribe en la historia del territorio. Es esa misma historia, reconstruible por el estudio arqueológico de sitios y yacimientos prehispánicos, la que hoy nos mira a la cara. En esa confrontación emergen distintos análisis posibles de la relevancia que tiene para el presente el pasado indígena de Gualeguaychú”.