OPINIÓN
De la ilusión al susto: el PJ se abroquela ante el miedo de salir tercero
“Vamos a una elección de tercios”. Después de años de ausencia de los sets de televisión, la Vicepresidenta reapareció en todo su esplendor. Con el magnetismo de siempre, para los que la aman y los que la odian, marcó el camino de lo que será la campaña electoral del peronismo. Y blanqueó la angustia más grande que tiene hoy el peronismo: el riesgo cierto de quedar afuera de la segunda vuelta.
Por Jorge Barroetaveña
Cristina ha sido a lo largo de su carrera una mala armadora. Erró más de lo que acertó cuando eligió candidatos y optó por socavar las bases de un gobierno que nunca sintió propio cuando cayó en la cuenta que Alberto Fernández no era el que pensaba. Por eso su análisis adquiere un significado especial: lo hace habiendo renunciado a ser candidata, a sabiendas que el oficialismo enfrenta una de las elecciones más complicadas de su historia.
Lo que dice sobre su situación judicial es cierto. Sensación profundizada luego del fallo de la Corte que paró las elecciones en Tucumán y San Juan. Aunque no es menos cierto que las chances que tiene el peronismo no sólo de perder la elección nacional, sino de quedar afuera del balotaje. ¿Es Cristina la mejor candidata para eso? Sin dudas le asegura un piso de votos que ningún otro candidato podría firmar. Pero su techo sigue siendo bajo. Aquel apotegma que la llevó a buscarlo a Alberto Fernández, cuatro años después, sigue plenamente vigente. Con ella sola no alcanza para ganar. Sin contar cuatro años de un gobierno malo que enfrentó todas las pestes habidas y por haber. “Hay que volver a enamorar a la sociedad”, dijo para enmarcar su pensamiento. Traducido: hacerle entender a la gente que en los próximos cuatro años van a hacer lo que no hicieron en los últimos cuatro y que Macri y la deuda que les dejó sigue teniendo la culpa de lo que nos pasa. Inflación incluída por supuesto.
Cristina es conciente de la dificultad que enfrentan. Ahí se explica la irrupción de una tercera fuerza como Milei que amenaza el liderazgo de las dos mitades, porque tampoco Juntos por el Cambio las tiene todas consigo. Desde hace semanas y cuanto más se profundiza la disputa interna, las encuestas le marcan a sus líderes la fuga de votos hacia la derecha. El problema está en el plural, ‘líderes’ y la forma que eligieron de disputar ese liderazgo. Tarde quizás se dieron cuenta que le estaban facilitando las cosas al libertario dando por sentado una victoria que hoy, luce más difícil.
En ese panorama complicado, donde el descreimiento y el desencanto campean en el electorado, se realizaron las primeras elecciones provinciales. En todas ganó el oficialismo gobernante, dándole la razón a los que resolvieron separar sus comicios de los nacionales. Pese a que Manzur no será candidato y es probable que Uñac tampoco en San Juan, todo indica que también triunfará el peronismo en esas provincias.
En los lugares donde la oposición fue dividida, fue palmaria la conclusión: no tiene ninguna posibilidad de ganar. A nivel nacional, la irrupción de Milei es un riesgo a dos bandas.
En el peronismo, apartada Cristina, los focos apuntan a Massa, De Pedro, Kicillof y hasta Scioli. En la entrevista la vice deslizó alguna preferencia, sólo a partir de referirlos. Bancó a Massa (agarró una papa caliente) y mencionó a De Pedro y Larroque. ¿Kicillof? Es su niño mimado y, como dicen en el entorno del ex ministro, hará lo que diga Cristina. Pero la provincia de Buenos Aires es el único lugar que no acepta alquimias. No se pueden hacer experimentos. Si la ola los tapa, es el único lugar que le quedará como refugio al kirchnerismo. Y Kicillof es el único que garantiza fidelidad a los votos de Cristina. Los demás, son una nebulosa. Sacar a Kicillof de Buenos Aires sería abrir una puerta al abismo de la nada. Ni más ni menos.
Massa le reza al INDEC. O no tanto ya. Deberá pelear por su sueño con el 110% de inflación anual. Si sortea ese escollo podría dedicarse a la magia como Houdini y mandar a quemar todos los libros de ciencia política y economía. Se ilusiona con que Cristina lo señale como su sucesor, con el apoyo de Máximo. Pero, siempre hay un pero, Wado de Pedro revolotea y amaga quedarse con todo. Desde hace un año y medio, el todavía Ministro está en campaña. Con la venia de Cristina salió a recorrer el espinel y a buscar apoyos, tratando de ablandar su imagen de duro, amigándose con los sectores refractarios al kirchnerismo. Tan buen trabajo hizo que Luis Barrionuevo lo apoya.
¿Y Alberto? Se diluye la figura del Presidente. En los últimos días viajó al interior para sacarse foto con los ganadores. En Salta una audiencia de 17 personas lo escuchó junto al triunfante reelecto. Grita y pide PASO pero la decisión no será de él. Hace rato que el Presidente no decide. Quizás nunca lo hizo.