OPINIÓN
Controles visuales antes del inicio del año escolar
Betty G. Arteaga*
¿En la actualidad hay más chicas y chicos que necesitan anteojos en comparación con otras épocas? Lo cierto es que hoy un control más frecuente y estandarizado redunda en una detección más temprana de defectos visuales. De hecho, la prevalencia de ceguera y discapacidad visual de todo tipo ha disminuido en los últimos 25 años. Por eso, los controles son importantes y deben realizarse obligatoriamente al inicio de la primaria para detectar cualquier tipo de trastorno visual.
Las estadísticas muestran que un 25% de la población estudiantil puede tener problemas visuales no detectados, como por ejemplo miopía (ver mal de lejos), hipermetropía (problemas de enfoque), astigmatismo (ver desdibujado de lejos y cerca) o ambliopía, comúnmente llamado “ojo vago, débil o perezoso”. Es importante detectar los defectos visuales a tiempo ya que al no ser corregidos generan una estimulación visual deficiente durante el crítico período de desarrollo y plasticidad cerebral que ocurre durante los primeros ocho años de vida y falta de estímulo resulta en un ojo que no desarrolla su visión normal durante la infancia.
En el mundo, 165 millones de infantes tienen miopía y se estima que pueden llegar a 275 millones para el 2050; los que usan anteojos recetados tienen 44% menos chance de reprobar una cursada escolar, y el 90% de las personas que tienen disminución visual provienen de países de bajos o medios ingresos.
Los problemas relacionados con la visión durante los años de crecimiento pueden impactar significativamente en el bienestar de los más pequeños. El 80% de la información que recibimos llega a nuestro cerebro a través del sentido de la vista. Cualquier problema no detectado durante la etapa escolar impacta sustancialmente en su comportamiento en general y en sus logros académicos en particular.
Sin una visión clara, un alumno o alumna puede no ser capaz de ver el pizarrón y desempeñarse correctamente en la escuela, o bien no poder leer, hacer deportes, jugar e interactuar socialmente con su entorno, disminuyendo su calidad de vida. Todo esto puede llevarnos a creer que tiene problemas de conducta o de aprendizaje cuando en realidad la dificultad puede radicar en su visión.
Es por eso que, para mantener una buena salud visual, debemos recordar las recomendaciones de las “4 P” de la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera: “Prevenir” (comer sano, adoptar hábitos saludables, jugar en exteriores y reducir el tiempo de exposición a las pantallas), “Proteger” (usar anteojos de sol de calidad y antiparras apropiadas según el tipo de deporte que se practique), “Preservar” (realizar los controles médicos rutinarios; en caso de tener anteojos prescriptos, usarlos según consejo médico; y no colocar medicación en los ojos sin realizar una consulta médica) y “Priorizar” (el control oftalmológico anual es tan importante como cualquier otro control médico de rutina; se debe realizar un control antes de iniciar el año escolar a fin de detectar tempranamente defectos visuales que puedan impactar en su aprendizaje y no ignorar señales que indiquen disminución visual).
Recordemos que un alumno o alumna puede necesitar un control visual si fue prematuro, si tiene dificultades en su desarrollo y aprendizaje, si sus padres o hermanos necesitan anteojos; si se queja de molestias oculares como enrojecimiento, ardor, lagrimeo, desviación ocular o tiene necesidad de frotarse frecuentemente los ojos; si necesita acercarse a la televisión o a los objetos para verlos, si necesita mover la cabeza o entrecerrar los ojos para definir objetos, y si se queja de dolor de cabeza, cansancio visual o visión doble.
*Oftalmóloga del Hospital Italiano (MN 112.049)