EDUCACIÓN
Preocupa el aumento en los problemas de aprendizaje de niños y adolescentes en la ciudad
Dificultades en el lenguaje, déficit de atención y falta de comprensión generalizada son algunos de los problemas que los docentes de la ciudad notan que van en aumento a raíz de las falencias del sistema escolar y de un conjunto de cambios en el entramado social.
Terminadas las vacaciones de invierno, mañana comienza la segunda mitad del ciclo lectivo en Gualeguaychú, momento en el que muchos docentes, padres y alumnos se verán retomando el desafío de transitar la escolaridad. La gran tarea que, de por sí, representa el acto educativo de enseñar a niños y adolescentes en las aulas se ve hoy inmersa en un escenario que la complejiza de manera preocupante: el aumento dramático de dificultades en el aprendizaje y sus consecuencias. En diálogo con Ahora ElDía, educadores involucrados en esta problemática analizaron desde su experiencia el panorama en nuestra ciudad.
Graciela Peroni es maestra de primaria y maestra especial. Aunque está jubilada, continúa en actividad dando clases particulares y tareas de acompañamiento e integración escolar tanto a niños que reciben educación común como a aquellos que están en educación especial. Desde 1985 hasta la fecha ha dado clases particulares en Gualeguaychú, además del trabajo que realizó durante décadas en escuelas, principalmente en cursos de primer grado primaria. Con esta trayectoria y conociendo la situación actual, Peroni aseguró:
“Uno de los problemas principales que noto es la dislexia, una dificultad que aparece por la falta de fluidez en la lectura y en la escritura, cuando el chico cambia letras. Esto trae un trastorno importante en el aprendizaje. También se ha vuelto muy frecuente la discalculia, una dificultad para entender conceptos numéricos básicos, realizar cálculos básicos, y poder interpretar un problema matemático”.
Respecto al Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), dijo: “Es otro de los trastornos que hoy se ve muchísimo. Es un problema en el que a los chicos les cuesta mantener la atención y controlar sus impulsos dentro del aula para poder desarrollar alguna actividad. Actualmente los maestros lo tienen muy en la boca, pero a veces no es TDAH, sino otros trastornos que se complementan y que así lo parecen, como el Trastorno del Procesamiento Auditivo, cuando el chico no puede interpretar lo que le están diciendo y tiene dificultades para entender una instrucción”.
Uno de los factores que podría incidir significativamente en estas dificultades es un conjunto de carencias que muchos niños experimentan desde temprana edad en sus casas, como la falta de estímulos adecuados y la poca atención y acompañamiento en su aprendizaje elemental que puede darse -entre otras cosas- como consecuencia de una creciente disgregación del núcleo familiar y del desencantamiento de los padres para con el aparato escolar.
“Mamá y papá trabajan, a veces no viven en la misma casa, tienen diferentes familias, tiempos distintos. Me parece que antes, cuando la familia estaba más constituida, se notaban menos estos problemas, porque por ahí el chico desde otro lado adquiría habilidades o destrezas para poder cubrir estas faltas. El cambio de la sociedad ha influido mucho en la parte educativa. Faltan valores, la escuela es como un complemento al que los padres mandan a sus hijos porque están obligados a hacerlo, pero a la que la familia no le da la importancia que tenía antes”, observó.
Por otra parte, el protagonismo excesivo de las pantallas, con sus frenéticos modos de consumo de videos, imágenes, sonidos y mensajes, también podría explicar, al menos en parte, algunas de las dificultades: “Otro problema es la falta de memoria a corto plazo. Con la inmediatez de la tecnología, a los chicos les hablás y se olvidan al minuto, desde la primera consigna que les diste. Si no lo visualizan a través de imágenes no fijan qué es lo que tienen que hacer”, describió.
Y agregó: “Durante 18 años fui maestra de primer grado y mis alumnos pasaban leyendo y conociendo los cuatro tipos de letras. Hoy, del 100% de los chicos que pasan de primero a segundo, solo el 40% lee. Llegan a tercer grado sin saber leer, decodifican, pero no saben interpretar lo que leen. Tienen que tener un acompañamiento participativo de la casa”. Según explicó, parte de este problema se debe a que las maestras se ven obligadas por decreto a hacer pasar de año a sus alumnos hasta el tercer grado.
Peroni aseguró que los alumnos “cada vez elaboran y escriben menos”, lo cual lleva a que su vocabulario sea cada vez más acotado: “Les cuesta poder hablar y mantener una conversación porque tienen un vocabulario básico de 80, 90 o 100 palabras”. En ese sentido, señaló que ha notado un uso extendido en niños y adolescentes de las nuevas herramientas de Inteligencia Artificial, que resuelven por ellos las consignas y no los ayuda en este aspecto.
También observó que “hay un retraso tremendo en el lenguaje”, con chicos que tienen problemas de pronunciación, y advirtió que cuando esto no evoluciona en tiempo y forma “influye en el rendimiento académico y en la autoestima y confianza” de los niños. Por último, concluyó en que “todos estos problemas terminan generando al final una ansiedad y un estrés, y también una falta de motivación”.
Secuelas de la pandemia
La emergencia sanitaria del Covid-19 y el confinamiento fue un golpe duro para la sociedad. Para los chicos en edad escolar significó no sólo la pérdida de la socialización que les brinda el aula, sino también un freno a los estímulos cognitivos necesarios para un buen desempeño. En ese sentido, Eloísa Almada, docente de inglés capacitada en educación emocional, compartió las observaciones que pudo realizar en su espacio de trabajo en el que 15 profesores dan clases particulares, cursos y métodos de estudio a niños y adolescentes, atendiendo también a problemáticas de índole emocional que se trasladan al entorno escolar: “Cuando recién volvimos de la pandemia, les decíamos ‘chicos, tienen el cerebro oxidado’, porque literal parecía que no coordinaban nada con nada. Pero después, ellos fueron adaptándose un poco más y las escuelas hicieron muchas adaptaciones para poder retomar, porque todo el mundo notó esa ‘oxidación’ en los chicos. Se adaptó la forma de dar clases, evaluarlos, y de posibilidades para aprobar una materia, pero así y todo a veces no alcanza y hay chicos que siguen teniendo dificultades”.
Y acotó que la baja exigencia y falta de apoyo del entramado social en su conjunto están en el centro de la cuestión: “Los chicos siguen teniendo todo lo posible para rendir, pero no se les exige, y también se los justifica. No puedo generalizar, pero veo mucho que en la escuela se baja el nivel y que los padres justifican lo injustificable. Todos en general tendríamos que exigir para que los chicos obtengan mejores resultados, porque después tampoco rinden en la facultad”.
Fallas en la exigencia, motivación y método de enseñanza
Abocado a las últimas instancias de la etapa escolar y al paso de los jóvenes a la universidad, el profesor Fabián Pascal, un conocido docente de matemáticas de la ciudad, indicó que una de las principales dificultades que observa en los estudiantes que están terminando el secundario radica en la comprensión de los problemas matemáticos por la falta de base que tienen los chicos:
“La facultad presenta ejercicios para los que se necesita tener sí o sí una teoría previa. No se entiende lo que se pide porque no se tiene una buena base de la escuela secundaria, pero no es culpa de los profesores, sino del sistema de educación. Los chicos de hoy tienen mucho potencial, manejan mucha información, pero no saben estudiar. Entonces a la mayoría les va mal el primer año de la facultad, porque el sexto año no fue como tiene que ser: preparatorio. Quizás haya que dar menos materias, más específicas u optativas; buscar alguna vuelta para que quinto y sexto sean realmente años en que los chicos puedan prepararse para seguir estudiando; algo que considero que en Gualeguaychú no se da. Ha bajado mucho el nivel al igual que las exigencias. Los programas de matemáticas no son acordes entre lo que se termina de dar en la secundaria y con lo que se empieza a dar en la facultad. Hay un desfasaje. La secundaria, en matemáticas, no te prepara para ingresar a la facultad”, aseguró Pascal, quien hasta hace dos años dictó clases en los últimos cursos del secundario. En paralelo, durante más de una década trabajó con alumnos de primer año en la UNER y desde hace tiempo prepara en forma particular a estudiantes que estén próximos a comenzar sus estudios superiores. “Siempre quise hacer este trabajo para ayudar a los chicos porque veía las falencias que había entre la secundaria y la facultad, el ingreso y el desarrollo del primer año”, contó.
Desde mayo, Pascal brinda este tipo de preparación de manera gratuita en el marco de una iniciativa municipal. “Es en la UNER, los miércoles de 18 a 20 y de 20 a 22 de manera presencial”, indicó, y agregó que los sábados realizan vía Zoom la corrección de los ejercicios. Actualmente, asisten alrededor de 80 estudiantes de sexto año de todos los colegios secundarios de Gualeguaychú.