CRÍTICA DE TEATRO
María Delfina: "un eslabón del género trágico, casi extinguido por su complejidad"
María Delfina, tragedia entrerriana escrita, dirigida y actuada por Joaquín Gómez y seleccionada para la XVI Edición del Festival Iberoamericano de Teatro "Cumbre de las Américas" que se llevará a cabo en la ciudad de Mar del Plata en el próximo mes de octubre.
Por Marta Ledri* Bajo el embrujo de la Azotea de Lapalma, cargada de leyendas y en medio de una atmósfera casi irreal, tuve el placer de formar parte del público que el 26 de febrero en el marco de El Museo no duerme, actividad cultural de la Municipalidad de Gualeguaychú, se dio cita para asistir a la representación de María Delfina, obra escrita, dirigida, actuada y producida por Joaquín Gómez. En un escenario natural, los árboles agravaron las sombras y se convirtieron en el monte propicio para resguardar a la extraña amante de Francisco Ramírez, la portuguesa y liberada cautiva, quien tras su muerte se lamenta como una Hécuba, como una Antígona, como un personaje venido de la antigua Grecia, por la pérdida irreparable de su hombre. María Delfina es un eslabón del género trágico, casi extinguido por su complejidad. No basta un dilema, ni un acto de hybris, ni el fobos, ni la intransigente fatalidad, son necesarios además, la vehemencia en la palabra, el texto sublime, la épica y la dulzura de la poesía en los parlamentos de los personajes, los precisos movimientos corporales que no pierden la elegancia para afirmar que la obra se enmarca dentro de lo trágico. En María Delfina, la tensión, el latido, el coágulo emocional donde se satura la obra, está en la palabra y en el modo de decirla. Joaquín Gómez, actor de trayectoria, revela su permanente formación actoral en la escritura del texto que se piensa desde el momento de su enunciación, como palabra actuada. Dirige al elenco, modela sus roles, destaca con simplicidad sus atributos, los liga a una historia de amor y los desliga en la traición. La pugna de fuerzas, de amores y odios, de federalismos y centralismos, de heroicidad y oportunismos es evidente y se vivencia, conmueve al espectador que pacta definitivamente con una época de montoneras, de caballos, de mujeres con fusiles, amazonas litoraleñas escondidas entre talas y espinillos, prontas para atacar o hacer la retirada en el flete al lado del caudillo. La sombra de Ramírez no pide venganza como en Hamlet sino continuidad en la batalla. El proyecto de la República de Entre Ríos acariciado por Artigas y por él, muerto en río Seco, debe continuar bajo las órdenes de “La Coronela”. La madre, la amante y un muerto, con una cabeza exhibida en el Cabildo de Santa Fe conforman el triángulo de dolor. El mandato de la sangre, la tradición universal que exige recuperar el cuerpo, sepultarlo, llorarlo, poner una cruz en la cabecera del túmulo y la espada, son tópicos comunes en las grandes literaturas. Las indeterminaciones, las acciones no representadas son narradas por un gaucho que a la manera del corifeo griego se dirige al público mientras traza laberínticos recorridos, como los tiene la historia, abrigado en un poncho. Es la voz del testigo, es la voz de la historia, es la voz de la entrerrianía indómita que grita dentro de nuestros pechos. Es la fama póstuma que se gana con sangre y con pobreza de bienes. Cada tanto, y lo digo con pesar, aparecen en nuestra ciudad elencos que se atreven al teatro de texto, a las formas puras, a la disciplina y sobre todo a la entrega de la belleza y la enseñanza en este caso de una época triste de nuestra historia, cuando peleábamos entre hermanos. La civilización y la barbarie la tenemos metida dentro “como la estaca pampa”. Felicito a Joaquín Gómez y a su elenco por la oportunidad de desplegar una tragedia con color a flor de ceibo y espinosa como los juncales del arroyo de La china. Antes de la historia estuvo la literatura y el teatro es una de sus manifestaciones. El foco puesto en la intimidad doméstica del duelo puede decirnos más que las frías cronologías de acontecimientos. La historia no es una abstracción. Es un pasado que tuvo a hombres y mujeres con virtudes y defectos pero entregados a un ideal. Ficha técnico - artística Dramaturgia: Joaquín Gómez Actúan: Dardo Arenas, Irene Castel, Joaquín Gómez, Gustavo Lencina, Maria del Valle Strada Diseño de vestuario: Jimena Biga Diseño de luces: Horacio Novelle Realización de vestuario: Andrea Quinteros, Carmen Quinteros Musicalización: Marcelo Michel Fotografía: Pablo Daroca Diseño gráfico: Carlos Ruiz B.k. Prensa: Bombín Teatro Producciones Producción: Bombín Teatro Producciones Dirección y Puesta en escena: Joaquín Gómez *Profesora en Castellano, Literatura y Latín. Investigadora y escritora de crítica literaria.
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