ACTUALIDAD POLÍTICA
“¿Por qué los políticos no caminan los barrios?”
¿De qué hablamos cuando decimos: “Que los políticos se acerquen a los barrios”? ¿Qué hay detrás de esas expresiones?
Juan Pablo Castillo*
Para entender esta cuestión vamos a detenernos en Paulo Freire donde nos dice: “El peso de la cotidianidad -la introyección del opresor en la conciencia- hacen que el oprimido se niegue a sí mismo, su búsqueda de ser; se trata de un fatalismo a instalar en el sujeto: la apelación a que las cosas están dadas y no hay nada que hacer para cambiarlas. Se ha introyectado en su conciencia la concepción dominante del mecanicismo, en la que lo que esta cambia por sí sola y la división opresores-oprimidos no puede ser cambiada, o bien se trata de un destino natural que hay que aceptar”.
La política del Siglo XX se ha caracterizado por generar una especie de dependencia entre “algunos políticos” y “los que viven en los barrios”, porque estos últimos necesitan del político y viceversa. Detrás de esto hay una lógica que lo que busca es reproducir las condiciones de existencia del pobre, ya que éste necesita de las dádivas que el político les brinda. La política del Siglo XXI debería de brindar las herramientas para romper con esta perversa lógica. ¿De qué manera? Elaborando políticas públicas de carácter universal enfocadas en las personas a la hora de brindar servicios y eliminando toda intermediación “punteríl”. Esto no anula la debida participación que cada vecino tiene que cumplir, sino más bien estamos hablando aquí de romper con esta práctica tristemente naturalizada.
Hacer gala de “vivir o venir de un barrio” no hace otra cosa que reproducir esto que estamos cuestionando. Todos vivimos en un barrio.
Esta suerte de caracterización tan arraigada a la cultura política es realmente muy difícil de erradicar porque inclusive es común encontrar comentarios de “¿Por qué no caminan los barrios?” Lo que debe quedar claro es que cuando se habla de la lógica de “el centro” en oposición a “los barrios” se da cuenta de un lugar al que se sitúa allá arriba, en las alturas, que es lejano, que es inalcanzable, porque es el centro, versus lo otro. Y eso reproduce la dependencia entre los que dan y los que reciben.
*Sociólogo y consultor político